Rumi, El Poeta Místico


Rumi




Nunca se ha expresado el pulso de la espiritualidad oriental y occidental con el extraordinario ímpetu que inunda la obra del santo sufi Jalaluddin Rumi. Su poesía abarca toda época y cultura, todo misterio y toda verdad. Sus palabras brotan de un espacio de amor e inspiración, de un lugar donde el alma y su creador son uno mismo. Durante su vida, los musulmanes, los judíos y los cristianos se sintieron inspirados por sus palabras y utilizaron sus enseñanzas para iluminar las atemporales verdades espirituales de su fe.

Hasta este día, casi ocho siglos después de su muerte, el mundo sigue encontrando inspiración en sus exquisitos versos. Resulta inevitable comprobar que revelan algún íntimo aspecto de nosotros mismos, que descubren algún anhelo secreto o que expresan perfectamente nuestros sentimientos más íntimamente guardados. Al captar el pulso espiritual de su época, Rumi ha abarcado todas las épocas. Al expresar el éxtasis de su corazón, ha conseguido tocar todos los corazones.

Rumi nació en 1207 en Balkh (ciudad del Afganistán actual), en la frontera Este del Imperio Persa. Balkh era un próspero centro de estudio islámico y una capital budista próxima a la ruta de la seda, donde tuvo lugar un rico intercambio de productos e ideas. Su padre, Baha Walad, fue un famoso erudito y un adepto sufi. En el año 1219, cuando las hordas mogolas de Gengis Kan se aproximaron a la ciudad, Baha Walad huyó a la zona oeste del imperio con su familia y sus discípulos. Tras nueve años de viaje, la familia de Rumi se dirigió al Imperio Seljuk (la Turquía actual) donde muchos teólogos, eruditos y artistas se refugiaron durante esta conflictiva época. Cuando el rey Seljuk supo de Baha Walad y de su familia, les invitó a instalarse en Konya, la capital.
El rey nombró a Baha Walad responsable de una madrasa (universidad) recién construida en el centro de la ciudad. Rumi, todavía bajo la tutela de su padre, continuó estudiando las disciplinas de su herencia. A los veinticuatro años era ya un reconocido maestro de gramática árabe, teología, astronomía y saber popular sufi. Unos años después de su llegada a Konya, Baha Walad murió y Rumi asumió el puesto de su padre como cabeza de la universidad. El brillante joven enseñó con gran pompa y talento, resolviendo los problemas más complejos y enigmáticos de la teología. Se convirtió en el guía espiritual de miles de discípulos, incluyendo al rey, y todos le llamaban Maulana: "nuestro maestro".

El poeta místico más grande de todos los tiempos


Con una singular empatía, la ciudad de Konya acompañó la transformación de Rumi. Vieron a un joven entrar en la ciudad con su distinguido padre. Le vieron convertirse en un importante erudito y en un elocuente intérprete de la teología islámica. Atestiguaron su encuentro con Shams y observaron perplejos cómo dejó su túnica, se vistió con las ropas de un sufi y comenzó a cantar y bailar en total abandono. Y cuando Shams desapareció, vieron cómo su doloroso anhelo encontró expresión en la poesía. Una poesía que era exquisita y divina, una poesía que cambiaría el corazón del mundo musulmán.
Rumi pasó el resto de su vida en Konya, dedicando su tiempo a las prácticas espirituales, a la enseñanza y a la escritura. Los frutos de su esfuerzo fueron dos obras maestras: el Divan-e Shams-e Tabrizi , un volumen de poemas de amor divino, y el Mathnavi , un clásico que narra miles de historias y parábolas, que ha sido denominado frecuentemente "el Corán persa" debido a su profunda repercusión. Rumi fue también el guía espiritual de miles de personas y fundó la hermandad Mevlevi de bailarines derviches, que siempre ha encarnado los trazos de su personalidad: humildad, compasión y amor por el prójimo.
El siglo XIII no sólo marcó el comienzo del Renacimiento en Europa, sino también el punto álgido de la cultura islámica. Fue la época dorada de su poesía y de su espiritualidad, con Rumi portando la corona gloriosa. Rumi fue heredero de una inmensa fortuna intelectual y espiritual. Sin embargo, su gran logro no se vio marcado por el sistema teológico que desarrolló (más bien, no ofreció ninguno), sino por su maestría al dar forma, a la luz de su experiencia personal, a todo el conocimiento que había heredado. Su psique se convirtió en un crisol en el que vertió la sabiduría de su época; y ahí, hirviendo en las profundidades de su alma, en la combustión de su intenso anhelo por Dios, el sufismo encontró su perfecta expresión.





El encuentro de Rumi con Shams de Tabriz


A
pesar de su genialidad y de sus logros, Rumi no se sentía completo. Le faltaba la experiencia directa de Dios, a quien los sufis consideraban su "Amado" o su "Amor". Rumi entendía el misterioso "vino" del sufismo: sabía qué aspecto tenía, cómo olía, de dónde venía, cómo prepararlo y cómo enseñárselo a los demás. Sin embargo, ¡él nunca lo había saboreado! Una tarde de 1244 todo cambió. Rumi conoció a un derviche errante llamado Shams de Tabriz. Fue Shams quien le dio a probar ese sabor divino, la experiencia directa de su propia divinidad, y la vida de Rumi nunca volvió a ser la misma.
Se han registrado varios relatos de este encuentro y aunque cada uno difiere en los detalles, todos coinciden al describir la conmoción que sintió Rumi y su instantáneo reconocimiento de que toda su preparación intelectual no valía nada, comparada con la experiencia de su propia alma y del "mundo invisible".
Un despertar, una iluminación, una fuerza divina y misteriosa había sido transferida de Shams a Rumi. Comentando este fenómeno, la erudita francesa Eva de Vitray-Meyerovitch escribe: "No se trata únicamente de la enseñanza de un método [que provoca esta transformación]... Sino de una iniciación, una transmisión; la comunicación de una fuerza espiritual, un influjo divino (baraka) que sólo puede otorgar el cabeza de un linaje [de maestros] que retrocede hasta el profeta mismo".
La vida de Rumi transcurrió entonces en compañía de Shams: junto a él, todas las austeridades que había realizado dieron fruto. Shams refinó su entendimiento y le reveló los misterios del universo. Pero estos días dichosos tendrían un pronto final: tras permanecer en Konya durante sólo dieciséis meses, Shams desapareció misteriosamente.
Ahmed Al Aflaki, un discípulo del nieto de Rumi, dio cuenta de lo siguiente:
"Cuando Rumi supo que Shams había desaparecido, se le rompió el corazón. Una mañana, de madrugada, se quedó dormido y soñó que Shams estaba sentado con un joven francés en una pequeña taberna a las afueras de Damasco.
Rumi despertó inmediatamente. Llamó a su hijo Sultan Walad y le dijo: "Ve a Damasco, a una pequeña taberna al pie de las montañas Salijiyye. Allí encontrarás a Shams jugando a los dados. Toma estas bolsas llenas de oro y plata, colócalas en sus zapatos, gíralos hacia Konya e implórale que regrese con nosotros".
Siguiendo fielmente las instrucciones de su padre, Sultan Walad partió hacia Damasco junto con veinte discípulos. Cuando llegaron a la taberna, encontraron a Shams tal y como Rumi lo había descrito. Sultan Walad cayó a los pies de Shams, derramó las bolsas de oro y plata en sus babuchas y le rogó, en nombre de su padre, que volviera a casa.
Shams accedió a regresar a Konya. Tras su dichoso reencuentro con Rumi, Shams le dijo: "He recibido dos regalos de Dios: sabiduría y un corazón puro. A ti te he dado mi sabiduría y a tu hijo un corazón puro. Mil años en este camino no le otorgarían tantos méritos como los que ha recibido en este viaje a Damasco".
Rumi volvió a disfrutar de la compañía extática de Shams, de los largos retiros, de las noches de oración y canto. Una vez más, se sumergió por completo en el Amor. Y una vez más, con la misma premura devastadora Shams desapareció, esta vez para nunca volver.
Durante dos años, Rumi le buscó por todas partes, pero su esfuerzo fue en vano. Cuando regresó a Konya se sentía destrozado por el dolor. Una parte de Rumi había desaparecido con Shams. Para llenar ese vacío, Rumi comenzó a cantar, a bailar y a llenar sus días de música y poesía.
Pasaron los años. Shams ya no estaba, pero mediante la alquimia de este anhelo inquebrantable, Rumi descubrió su propio corazón; descubrió que Shams y él eran uno.

Las metáforas sufis

Sufismo es el nombre atribuido a los diversos cultos místicos del Islam que honran, sobre todas las cosas, el amor y la devoción por Dios. Los sufis buscan "los misterios escondidos" de la vida; anhelan una experiencia directa de Dios, a quien llaman "el Amado". Para los sufis, el Amado no es una figura extraña a la que temer, como un estricto maestro. Tampoco es algo distante, como un Absoluto inalcanzable. Más bien, consideran que deben acercarse al Amado con un amor total, sin barreras y con la intimidad y la pasión propias del amor que uno siente por su enamorado.
Para celebrar este amor divino, los sufis cantaban y bailaban hasta altas horas de la noche. Según los conceptos sociales de la época, la gente pensaba que estaban locos y así les llamaban; pero al mismo tiempo, reconocían que estos "locos" sufis eran los mejores artistas, poetas y místicos del Islam.
Los sufis crearon un lenguaje de metáforas para describir el anhelo divino del alma y su unidad con Dios. A veces, los poetas sufis retratan al alma como una solterona distraída que busca a su amor. Otras, la describen como un pájaro indefenso que busca su nido, como una tierna flor que espera la brisa de la primavera o como un pez que busca el océano, como un peón que pretende convertirse en rey o como José regresando a Canaá tras años de exilio. En sus versos, Rumi asemeja el anhelo del alma al lamento de una flauta de junco que anhela regresar al junco del que fue cortada.
Probablemente, las metáforas sufis más sorprendentes y que más han sido malinterpretadas son aquellas que emplean la imagen del vino, de las tabernas y de la borrachera. Una lectura superficial puede hacernos confundir esta poesía con una sensualidad temeraria y gratuita. Sin embargo, su verdad es totalmente opuesta: estas imágenes son metáforas que tratan de explicar una embriaguez divina e indescriptible. En un burdo lenguaje, dicen que Dios es el Saaqi (el camarero que llena las copas); el néctar del amor de Dios es "el vino" y perderse totalmente en el Amor es "emborracharse completamente". Este pervertido simbolismo seducía enormemente a los sufis, ya que el vino estaba prohibido en el Islam, pero se les prometía en el paraíso. Los sufis gritaban: "¿Por qué esperar al paraíso, si puedes beber este vino divino ahora mismo?".
Según R. A. Nicholson: "Estas metáforas eróticas y libertinas no son exclusivas de la poesía mística del Islam. Sin embargo, en ningún otro camino han sido exhibidas con tanta opulencia y perfección".

El Amor

En la poesía sufi, el Amado o Amor está en todo y en todos: a veces refresca el alma, otras veces la atormenta. Es quien porta la copa y es dulce y hermoso. Como el "Amigo", es juguetón y jovial; como "el amante que cautiva el corazón", es rudo, indiferente y cruel. El uso frecuente de imágenes de asesinato, callejuelas llenas de sangre, calderas repletas de cuerpos y cabezas esparcidas por los suelos, pueden parecer extrañas y escandalizar al lector (no parece, en absoluto, el contenido de un poema de amor), pero para los sufis este tormento es señal de la compasión de Dios: representa la destrucción del ego limitado del hombre y una etapa en la preparación divina de Dios para perfeccionar el alma.
Rumi solía recitar sus poemas mientras bailaba girando sobre sí mismo, realizando así la danza mística conocida como sa'maa. La estructura inherente a su poesía -el flujo incesante de su imaginación, la cadencia interior, la repetición de ritmos al estilo de los mantras- refleja a menudo este movimiento circular. Un significado conlleva sutilmente otro y una perspectiva, otra. Incluso el estado de silencio al que se refiere tantas veces no es algo estancado, sino cargado de posibilidades siempre nuevas. Nada referente a Rumi puede darse por sentado: uno debe ser siempre consciente del significado que se esconde tras el significado y del velo que hay tras el velo.
Sin embargo, en el nivel más profundo de la poesía de Rumi sólo se narra una historia: la del alma buscando el Amor. Cada alegoría se refiere a esta búsqueda y cada símbolo representa algún aspecto del Amor. Cuando Rumi utiliza el nombre de su maestro: "Shams", "Shamsuddin" o "Shams de Tabriz", no se refiere literalmente a Shams sino a una imagen muy personal e íntima del Amor.
Cuanto más se lee a Rumi, más obvia es su genialidad. Sin embargo, lo que le ha otorgado el título de "mejor poeta místico de todos los tiempos" no es su genialidad en la poesía ni su brillante maestría del lenguaje, sino el modo en que ha transmitido el poder de su experiencia personal y el fuego de su anhelo con su imaginación y sus palabras. El Amado, el Amor sobre el que escribió con tanta pasión, no era un mero símbolo, sino una presencia viva en su interior, alimentada con su anhelo humano por Dios. La poesía de Rumi será siempre un fenómeno. Él, como nadie más, ha abrazado la vida para hacerla divina; ha elegido una perspectiva para hacerla universal; ha tomado la gloria de Dios y la ha hecho suya. Es esto lo que Rumi ofrece al mundo. Escribió:

Ven, ¡ven! Pues otorgas gloria y belleza.
Ven, ¡ven! Pues eres el remedio de la enfermedad.
Ven, ¡ven! Aunque nunca te has marchado
ven a escuchar mis poemas.
Toma el lugar de mi alma
pues eres mil almas mías.
Fuera tus amantes y tus viejos deseos
¡pues tú eres mi Amor!
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Poemas de Amor de Rumi




Un momento de felicidad,
tú y yo sentados en la varanda,
aparentemente dos, pero uno en alma, tú y yo.
sentimos el Agua de Vida que fluye aquí,
tú y yo, con la belleza del jardín
y el canto de las aves.
Las estrellas nos mirarán,
y les mostraremos
lo que es ser una fina luna creciente.
Tú y yo fuera de nosotros mismos, estaremos juntos,
indiferentes a conjeturas inútiles, tú y yo.
Los papagayos del paraíso harán el azúcar crujir
mientras reímos juntos tú yo.
de una forma en este mundo,
y de otra en una dulce tierra sin tiempo.

Kulliyat-e Shams, 2114
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A través de la eternidad
La Belleza descubre Su forma exquisita
En la soledad de la nada;
coloca un espejo ante Su Rostro
y contempla Su propia belleza.
Él es el conocedor y lo conocido,
el observador y lo observado;
ningún ojo excepto el Suyo
ha observado este Universo.

Cada cualidad Suya encuentra una expresión:
la Eternidad se vuelve el verde campo de Tiempo y Espacio;
Amor, el jardín que da la vida, el jardín de este mundo.
Toda rama, hoja y fruto
revela un aspecto de su perfección:
los cipreses insinúan Su majestad,
las rosas dan nuevas de Su belleza.

Siempre que la Belleza mira,
el Amor también está allí;
siempre que la belleza muestre una mejilla sonrosada
el Amor enciende su fuego con esa llama.
Cuando la belleza mora en los oscuros vallecitos de la noche
el Amor viene y encuentra un corazón
enredado en los cabellos.
La Belleza y el Amor son cuerpo y alma.
La Belleza es la mina, el Amor, el diamante.

Juntos han estado
desde el principio de los tiempos,
lado a lado, paso a paso.

Deja tus preocupaciones
y ten un corazón completamente limpio,
como la superficie de un espejo
que no contiene imágenes.
Si quieres un espejo claro,
contémplate
y mira la verdad sin vergüenza,
reflejada por el espejo.
Si se puede pulir metal
hasta asemejarlo a un espejo,
¿qué pulido podría necesitar
el espejo del corazón?
entre el espejo y el corazón
ésta es la única diferencia:
el corazón oculta secretos,
pero el espejo no.

The Divani Shamsi Tabriz, XIII
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El Amor es insensato, no razona.
La Razón busca un beneficio.
El Amor se te declara,
consumiéndose, inmutado.

Sin embargo, en medio del sufrimiento,
el Amor avanza como una rueda de molino,
sencilla y de dura superficie.

Habiendo muerto de interés personal,
lo arriesga todo y pide nada.
El Amor pierde apostando cada regalo
otorgado por Dios.

Sin causa, Dios nos dio el Ser;
sin causa, devuélvelo otra vez.

Mathnawi VI, 1967-1974
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Soy escultor, moldeo la forma.
A cada momento doy forma a un ídolo.
Pero entonces, frente a ti, las fundo.
Puedo despertar mil formas
y llenarlas de espíritu,
pero cuando miro en tu rostro,
quiero echarlas al fuego.
Mi alma se vierte en la tuya y se mezcla.
Porque mi alma ha absorbido tu fragancia,
es preciado para mí.
Cada gota de sangre que derramo
le informa a la tierra
que me vuelvo uno con mi Ser Amado
cuando tomo parte en el Amor.
En esta casa de agua y barro,
mi corazón ha caído en ruinas.
Entra en esta casa, mi Amor, o déjame partir.

The Divani Shamsi Tabriz, XXXIV
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La Pasión hace nueva a la vieja medicina:
la Pasión corta la rama del cansancio.
La Pasión es el elixir que renueva:
¿cómo puede haber cansancio
cuando está presente la pasión?
oh, no suspires con pesadez por la fatiga:
¡busca la Pasión, búscala, búscala!

Mathnawi VI, 4302-4304
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La Belleza del corazón
es la belleza duradera:
sus labios brindan
el agua de vida para beber.
Verdadera es el agua,
quien la vierte,
y quien la bebe.
Los tres se vuelven uno
cuando tu talismán está hecho añicos.
Esa unidad no la puedes conocer
por medio de la razón.

Mathnawi II, 716-718
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El intelectual está siempre luciéndose,
el amante, siempre perdiéndose.
El intelectual se escapa.
Por miedo a ahogarse;
todo el asunto del amor
es ahogarse en el mar.
Los intelectuales planean su reposo;
los amantes se avergüenzan de descansar.
El amante siempre está solo.
Aun si está rodeado de personas;
como el agua y el aceite, él permanece separado.
El hombre que se toma la molestia
de dar consejos a un amante,
no consigue nada. Es burlado por la pasión.
El amor es como el almizcle. Atrae la atención.
El amor es un árbol, y los amantes, su sombra.

Divan-i Shams, 21
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Toda una vida sin Amor no cuenta
el Amor es el Agua de Vida
¡bébela con el alma y el corazón!
Divan-i-Shams 11909
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Anoche, me dejaste y dormiste
tu propio sueño profundo. Esta noche
te das vueltas y vueltas. Digo,
"Tú y yo estaremos juntos hasta
que se desintegre el universo".
Murmuras cosas que pensabas
cuando estabas ebrio.

Like This, Rumi, Coleman Barks
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¿Quién llama a mi puerta?
Preguntó, " ¿Quién llama a mi puerta?"
Respondí, "Tu humilde servidor".
Preguntó, "¿Qué asunto te trae por aquí?"
Respondí, "Vine a saludarte, oh Señor".
Preguntó, "¿Cuánto más viajarás?"
Respondí, "Hasta que me detengas".
Preguntó, "¿Hasta cuándo hervirás en el fuego?"
Respondí, " Hasta que puro quede".
"Este es mi juramento de amor.
Por amor,
renuncié a fortuna y posición".
Dijo,"Has defendido tu caso
Pero no tienes testigos".
Respondí, "Mis lágrimas son mis testigos;
la palidez de mis rostro es la prueba".'
Dijo, "Tu testigo no tiene credibilidad;
tus ojos están demasiado húmedos para ver".
Respondí, "Por el esplendor de tu justicia
mis ojos están limpios y libres de culpa".
Preguntó, "¿Qué buscas?"
Respondí, "Tenerte como mi constante amigo".
Preguntó, "¿Qué quieres de mí?"
respondí, "Tu abundante gracia".
Preguntó, "¿Quién fue tu acompañante en el viaje?"
Respondí, "El pensar en ti Oh, Rey".
Preguntó, "¿Qué te ha llamado aquí?"
Respondí, "La fragancia de tu vino".
Preguntó, "¿Qué te da la mayor satisfacción?"
Respondí, "La compañía del Emperador".
Preguntó, "¿Qué encuentras aquí?"
Respondí, "Cien milagros".
Preguntó, "¿Por qué está el palacio desierto?"
Respondí, "Todos temen al ladrón".
Preguntó, "¿Quién es el ladrón?"
Respondí, "El que me impide estar contigo".
Preguntó, "¿Dónde se puede estar a salvo?"
Respondí, "En el servicio y la renuncia".
Preguntó, "¿A qué hay que renunciar?"
Respondí, "A la esperanza de la salvación".
Preguntó, "¿Dónde hay calamidad?"
Respondí, "En la presencia de tu amor".
Preguntó, "¿Cómo te beneficias de esta vida?"
Respondí, "Manteniéndome verdadero conmigo mismo".
Ahora hay que guardar silencio.
Si te contara sobre Su verdadera esencia
¡saldrías volando de ti mismo para siempre,
y no habría puerta ni techo que te pudiese frenar!


Rumi - In the Arms of the Beloved, Jonathan Star
Jeremy P. Tarcher/Putnam, New York 1997
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En el Arco de Tu Mazo
No vayas a ningún lado sin mí.
No dejes que nada suceda en el cielo aparte de mí,
o sobre la tierra, en este mundo o en aquel otro,
sin mi ser en su suceso.
Visión, no veas nada que yo no vea.
Lengua, no digas nada.
La manera en que la noche se conoce con la luna,
sé eso conmigo. Sé la rosa
más cercana a la espina que soy .
Quiero sentirme en ti cuando pruebes la comida,
en el arco de tu mazo cuando trabajes,
cuando visites amigos, cuando tú solo
subas al techo por la noche.
Nada hay peor que caminar por la calle
sin ti. No sé a dónde voy.
Tú eres el camino, y el conocedor de caminos,
más que mapas, más que amor.

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